sábado, 17 de mayo de 2008

PEDRO : "Quiero quedarme como refugiado político"

http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=409772
Es cubano, disidente del régimen de Castro. Trató de salir de la isla varias veces y pasó por la cárcel. Trasladado a la base naval de Guantánamo, marchó a Hungría a la fuerza. Intenta que España lo considere refugiado.
Intentó salir de Cuba varias veces, la primera de ellas, en 1994, tras la llamada revolución de los balseros. Opositor al régimen dictatorial de Fidel Castro, ha pasado por la cárcel en su país y ha estado en la base naval de Guantánamo. Considerado en Cuba "peligroso" por sus ideas, tiene la condición de refugiado político en Hungría, donde tuvo que marchar a la fuerza. Era eso o la isla, según cuenta. Perdido en un país cuyo idioma no conoce, Pedro Mejías viajó a España y vive en Zaragoza. Trata de que en este país se reconozca su condición de refugiado para poder tener papeles. Pero no le está resultando fácil.
"Intenté salir de Cuba unas nueve veces. En ocasiones, en balsas de madera. Otras veces, en cámaras (de rueda) de automóvil. La primera vez que traté de marcharme fue en 1994, cuando la revuelta de los balseros. La última, en el 2006. Me cogieron los americanos". Así resume su historia durante los últimos tres lustros el cubano Pedro Mejías, de 45 años, que ha dejado en La Habana a su mujer y a sus hijos. "Los de seguridad del Estado iban a menudo a mi casa a buscarme. Hace un tiempo mi mujer me escribió contándome que ahora se han calmado", asegura.
La historia
Durante los años en que estuvo intentado salir de la isla, su tiempo pasó entre el mar, su casa y la cárcel, donde estuvo en dos ocasiones. "Primero estuve preso en Villa Marita, que es una prisión, más de dos meses. Cuando acabo la revuelta, con el cierre de fronteras, me soltaron. Otra vez que me cogieron los guardacostas cubanos intentado salir, me encarcelaron de nuevo. Todavía debo dos años", recuerda.
En el penúltimo intento de fuga, en el 2005, volvieron a cogerlo. "Me metieron preso otra vez y me aplicaron el Peligro, una ley cubana por la que soy peligroso por juntarme con elementos antisociales. Después, me cambiaron la medida: cárcel por trabajo. Y tenía que ir del trabajo a casa y nada más", continúa. Un año más tarde, en el 2006, trató de escapar de nuevo. "Entonces me cogieron los americanos y el 23 de junio del 2006 entré en la base naval de Guantánamo", asegura.
Vivía allí en un local con otros 40 cubanos, "en habitaciones de cuatro, cinco o seis personas". Un día le presentaron un papel según el cual iba a marchar a vivir a Hungría, como refugiado político. Llevaba el sello de una organización internacional reconocida. El acuerdo, que Pedro Mejías firmó, es claro: se comprometía a aprender el idioma, a integrarse en la sociedad húngara, a trabajar y a una serie de cosas más en principio fáciles de asumir. Por eso parece extraño que se marchara de Hungría unos meses después. Pero se explica cuando asegura: "Claro que firmé ese papel, aunque no conociera las condiciones del acuerdo con Hungría. Pero es que lo que me dijeron era muy claro: o firmaba o me volvía para la isla. Y a Cuba no podía volver de ninguna manera. Ni quiero".
Vivía en Budapest, en un apartamento inicialmente subvencionado por el Gobierno húngaro. "Pero ni conocía el idioma ni me veía capaz de buscarme la vida con esa limitación", añade. Así que el pasado febrero viajó a España. Primero a Bilbao y después a Zaragoza. Desde que llegó ha estado intentado que se reconozca su condición de refugiado político para obtener los papeles que le permitan seguir en este país. Lo contrario significa regresar a Hungría, donde sí tiene esa condición y de donde es su pasaporte. Ha contactado con asesorías de servicios de Inmigración y con organizaciones no gubernamentales. Sin éxito por el momento. "Quiero que alguien me ayude a conseguir los papeles para quedarme en España como refugiado político. Si hubiera salido de Cuba por razones económicas, sería distinto. Pero fue por razones políticas por lo que me tuve que marchar", concluye.
Pedro no cree que con la desaparición de Fidel Castro de la escena política la situación cambie. "Yo esto lo veo difícil. Si sigue Raúl de presidente, no creo que cambien mucho las cosas. Los accesos que se están dando a determinadas cosas como internet son restringidos y con un coste desorbitado".

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