viernes, 23 de mayo de 2008

Cuba, la fuga perpetua

http://www.elnuevoherald.com/207/story/206036.html

WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald

La diáspora del pueblo cubano es uno de los grandes temas de nuestra época. No existe en la segunda mitad del siglo XX y comienzos del XXI un éxodo tan persistente y masivo de un grupo étnico o nacionalidad como el emprendido por los cubanos hacia las más intrincadas geografías del mundo durante los últimos 50 años.
El número de cubanos y sus descendientes asentados en el extranjero rebasa los 2 millones. La mayoría vive en Estados Unidos, en el enclave floridano de Miami, en populosas comunidades establecidas en Nueva York, Nueva Jersey y California, y también en estados tan remotos como Alaska, Wyoming y Dakota del Norte. Otros 2,000 decidieron radicarse en las islas de Hawai. Pero la dispersión cubana es un fenómeno que abarca los cinco continentes: se extiende a España, Francia, Noruega y Bulgaria; a Israel y los Emiratos Arabes; a Angola, Kenya y Sudáfrica. Y también a Australia y Nueva Zelanda.
El cineasta Arturo Infante resumió en un revelador filme del 2006 tres momentos esenciales de la condición cubana contemporánea: Gozar, comer, partir, titulado así porque -según el artista- son los tres verbos que más se conjugan en la Cuba de hoy.
Partir, escapar, salir, dejarlo todo y no mirar atrás. Los cubanos llevamos medio siglo de salidas y fugas sin retorno, aún cuando algunos ejerzan la opción del viaje temporal a la isla. No se trata de una voluntad trashumante estimulada por la condición de isleños. Es la opción del desasosiego: huir a cualquier parte. Exorcizar la agonía cotidiana de liturgias políticas, carencias económicas y prohibiciones ciudadanas con la esperanza de hallar un remanso de libertad y bienestar -quimera de todo inmigrante.
Sólo una mirada a las cifras de la emigración cubana a Estados Unidos desde el 2000 bastarían para confirmar la escalada de un éxodo que rebasa todos los comportamientos precedentes. Amparados en el programa especial de visas para refugiados, viajando ilegalmente a través del estrecho de la Florida o penetrando la frontera mexicana, la oleada de cubanos hacia territorio estadounidense suma más de 200,000 personas entre el 2000-2008. En los últimos cuatro años han llegado más cubanos a este país que los que lo hicieron durante la estampida del Mariel en 1980 o el éxodo de balseros de 1994.
La historia reciente no ha hecho más que reforzar una cultura migratoria que se remonta a los exilios y los destierros políticos sufridos durante la dominación española en Cuba. Como recuerda el historiador Rafael Rojas, el sistema colonial del siglo XIX y el régimen impuesto por Fidel Castro a partir de 1959 marcan las dos etapas de mayor intensidad y duración de la diáspora cubana desde el nacimiento de la nación hasta nuestros días.
Como se ha hecho costumbre para nuestros lectores, la celebración de un nuevo aniversario de la República es motivo de reflexión sobre temas, aciertos y desvaríos de la trayectoria cubana. En esta ocasión, El Nuevo Herald ha dedicado su suplemento especial por el 20 de mayo a repasar los hitos históricos del exilio cubano, y ofrecer una perspectiva analítica sobre su significado para el presente y el futuro del país.
El suplemento incluye las miradas de reconocidos historiadores, académicos y periodistas sobre el mapa de la diáspora cubana, con énfasis en el éxodo imparable de las últimas décadas. La publicación de estas páginas se inscribe en un proyecto abarcador que hemos iniciado este mes bajo el título de Cuba, la utopía errante, dedicado a los 50 años del exilio que desató la revolución castrista.
Esperamos que las reflexiones reunidas en este suplemento sirvan doblemente como celebración por la independencia ocurrida hace 106 años, y como oportuno recordatorio de las horas cruciales que aguardan a Cuba y a su comunidad exiliada.

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