martes, 22 de julio de 2008

La sopa de mi abuela.

Era espesa, con sustancia, aquella coloración amarilla y su perfecto sabor. Tenia de todo, levantaba a un muerto, así era la sopa de mi abuela. Luego vinieron los tiempos malos y la sopa de mi abuela, en nada se convirtió, huesos de pollo hervidos, sin color, sin los fideos, y además ya nunca mas fue una opcion, cuando había la sopa de la abuela, era porque no había nada mas y si querías comer, pues ya sabes, la sopa es lo único que hay. Luego, marcho la abuela hacia ¨La Yuma¨, y alguna que otra vez nos hizo llegar la sopa, pero esta vez en cuadritos compactos con todo el sabor de una sopa artificial, y así una vez mas la cocina de mi casa se tuvo que transformar. Ahora solo es calentar el agua, diluir el cuadrito, y la sopa ya esta.

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